lunes, 31 de agosto de 2009



Esperando en un subte de Santiago, me imaginé otra. Miré la gente pasar, esperé sus miradas, deseé sus respuestas. Mágica, recorrí rostros. Comparé narices, pestañas, gestos cansados. Esta otra es linda, segura. Imaginé, como tantos otros, las historias detrás de los rostros. Todas distintas, pero todas iguales. Buenos Aires, cómo te extraño. Buenos Aires, pero me dueles...¿acaso ya seré una más de esos rostros adictos a la melancolía? Lúcida, me consuelo con que en realidad no importa. Ni mis miedos, mis deseos, ni mis frustraciones, mis amores tampoco. Ni las soledades. No importan. Tranquila, observo la masa homogénea y me alegra que no importe. Me alegra mi insignificancia. Me protege. Me acaricia un remolino de ojos desconocidos que no ven, porque sé que los míos tampoco ven mucha cosas.

_______________________________________________________________

La otra. La álter ego. La que es mágica, linda, segura. Y la que es lúcida y tranquila. Ella es definida, sus bordes no se perderán jamás entre el blanco/gris de esas dos ciudades. La que caminará con gracia por Baires y con total desplante por Santiago. La que verá las cosas que la masa con ojos ignora. Y actuará. Ella no es cobarde, tiene miedo, sí (pregunta trillada: ¿quién no lo tiene?), pero ella aún así lo hará.
Ella ve los vagones del subte pasar con exquisita velocidad y busca el vértigo, caminando (deslizándose, más bien) en el sentido contrario, a través del andén. Y encuentra la felicidad en ese precioso y filosófico instante. Entonces sonríe o casi ríe mientras ve los hipnóticos destellos de esos vagones que pasan con exquisita velocidad. Se creyó feliz, por cinco segundos cree que pensó que en realidad hay un dios. No está segura de haberlo creído, pero la mera posibilidad es emocionante. La velocidad con que el vagón pasa alborota sus cabellos...y sigue pensando en que la mera posibilidad es emocionante.
___________________________________________________________________

Esos ojos no la mirarán, ya lo entendió, jamás encontrarán que su boca es linda y que sus manos tienen bella forma. Sí, sí se entristeció, pero cuando miró al rededor, el horror propio y la tristeza ajena trajeron aires con aroma a resignación. Y se rindió. Entendió que era batalla perdida, hizo un grácil gesto con la cabeza y siguió.
___________________________________________________________________

El pasado y el presente solamente son medio para nosotros: el futuro es siempre nuestro fin. Por eso nunca vivimos realmente, sino que esperamos vivir. Alucinados siempre por esta esperanza de ser felices algún día, es inevitable que no lo seamos nunca. [Blaise Pascal]

1 comentario:

Gala Garcia dijo...

Hey! Quedó muy lindo. Muy lindo lo que escriben también, ya te lo dije.
Un beso a ambas!